Por: Cristian Uruburok.
Edición: Alec Prince Malfoy
En el capítulo anterior, después de pasar por el nido de gryphus, cuyos huevos son ahora “El Manjar”, logramos introducirnos al hábitat de las hadas. Pudimos observar, desde la distancia, algo de su estructura social, de sus intereses económicos y de su entretenimiento. Hoy, sin embargo, utilizando el hechizo del Grimoire que nos permitirá adoptar la apariencia física de estos seres, redescubiertos a finales del siglo XXI, nos introduciremos de lleno en su vida política.
El camarógrafo es el primero en transformarse: de su espalda brotan alas celestes, ovaladas (tres en total) y su cabeza se ensancha en la parte superior mientras que se estrecha en la parte inferior, terminando su quijada en punta. Sus ojos resplandecen de azul y el sonidista musita, al tiempo que el otro comienza a encogerse y manifiesta que él no se convertirá. No importa; hay un hechizo que me permite conocer sus emociones y manipularlas a mi antojo, que utilizo para que se transforme también. Pero la situación no es la misma: al sonidista no le salen alas, sus ojos se hunden y sus piernas se desvanecen formando una cola rastrera, negra y brumosa como el resto de su cuerpo. ¿Qué tipo de criatura he creado? En cuanto cobra consciencia se adelanta para atacarme y quien era el camarógrafo se interpone entre nosotros. Huyo y busco en el Grimoire un hechizo que me permita dominarlo. No lo encuentro; ni siquiera sé qué es. Aparecen un sinfín de chispas a mi alrededor, la luna se hace gigante, tanto como las plantas a mi alrededor y una cuadrilla militarizada de la ciudad que espiamos, me rodea. Apuntan con sus lanzas luminosas a lo que respondo levantando las manos en señal de rendición. Me despojan de mis talismanes, pierdo seguridad. Me despojan de mis pociones, pierdo mi encanto. Me despojan de mis libros de hechizos, pierdo la voz.
—Gracias a la captura del último archimago humano de la Tierra, el reino de las hadas recupera su autonomía y de esa manera, terminan los tratados económicos con esta raza extranjera. Feliz noche, televidentes.
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